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lunes, 28 de julio de 2008

Sombras del Pasado. Cap III

Uno más

Empezaba a amanecer, y esa noche ya habían acabado el trabajo. Drent acababa de recibir sus los últimos informes. Una vez concluido todo, preparó sus cosas, y partió del torreón a casa del teniente alcalde de la ciudad. La gente se apartaba atemorizada de su camino, pues se conocía muy bien su trabajo. No obstante, nunca ninguno de sus hombres, ni el, habían actuado a la luz del día. Cuando llegó, dio tres ligeros golpes a la puerta, y esperó a que abrieran. Percibió un movimiento detrás de la cortina que cubría una ventana lateral, mas no hizo ningún movimiento que delatase que se había percatado de ello. Pocos segundos después, abrieron la puerta.

Intentaba mostrarse segura y decidida, pero no podía evitar sentir miedo ante la presencia de Drent. La mujer del teniente alcalde apenas logró susurrar un saludo.

-Busco al teniente alcalde- dijo Drent sin mas, y con una voz monótona y carente de sentimiento.

La mujer, no se había movido, y continuaba mirándole de forma extraña, una mezcla de temor y asombro reflejaba su rostro. De fondo se escuchó la voz del teniente alcalde que confirmaba su presencia, y se aproximaba a la entrada de la casa. Esta vez si, la mujer se apartó y dejo que su marido se plantara cara a Drent.

-Ah, es usted...
-Tenemos que hablar, ya.
-Pase.

Entraron. Ninguno tomó asiento, se quedaron en el recibidor, y el teniente alcalde se quedó esperando a que Drent hablara.

-Antes que nada, deberíais decirle a vuestra esposa que se marche con vuestros hijos. No deseo que piensen, oigan, o, en el peor de los casos, vean algo que les pueda parecer horrible.

La mujer, que continuaba en el recibidor le lanzó una mirada asesina, pero no hizo ningún reproche ni comentario. Llamó a los niños, y se marchó de la casa.

-¿Qué quiere?
-Como comprenderéis, un hombre de mi posición no puede vivir en la ignorancia, por lo que procuro saber todo lo que pueda acerca de lo que me rodea. Con esto os confirmo vuestras sospechas. Sí, os he vigilado. A vos y a toda la población No hay ciudadano de la ciudad del cual no halla pasado un informe detallado por mis manos.
-¿Pero qué...?
-No, no digáis nada. Dejad que acabe, os aseguro que os interesa lo que tengo que deciros.
-...
-Bien. No es la primera vez que aquel que nos contrata nos traiciona, por lo que debemos ser precavidos. Investigando a la población, y la ciudad, he descubierto cosas interesantes. Concretamente cierta característica geográfica de una zona en particular. Supongo que ya habréis llegado a la conclusión de que mis hombres no son solo aquellos que se ven deambular por las calles. Bueno, volviendo al asunto que nos atañe, vuestro alcalde posee cierto interés en esa zona, y por lo que se, vos también Ciertas informaciones, me han confirmado que vos estáis detrás de todo el crimen de la ciudad. Vos, intentáis desprestigiar al alcalde para que la ciudad entera pida su cabeza por la inestabilidad social. A una orden mía, y seréis llevado ante la justicia de vuestro alcalde. No obstante, perseguís el mismo objetivo, solo que él quiere hacerse con el control de forma pacifica, y con el apoyo de toda la ciudad. En cambio vos, no dudáis en jugar con la vida de los demás para alcanzar vuestras metas. Supongo que se os habrán pasado varias cosas por la mente, y si, en concordancia con lo que he dicho delante de vuestra esposa, puede que muráis al finalizar esta conversación Persigo cierto objetivo, el mismo que vos y vuestro alcalde. Por ello debo eliminaros. No obstante, tengo una propuesta que hacerle.
-Le escucho.
-He estudiado todo vuestro plan. Era perfecto, hasta que aparecimos nosotros. Y si deseáis que os diga la verdad, no me gusta como intentasteis solucionar el asunto. No me dejabais en buen lugar, ni a mi ni a mi gente. Aquello me decidió a la hora de intervenir y tomar parte en todo este asunto. Supongo que os estaréis pensando que podéis darme a cambio de vuestra vida, ¿no es cierto? Bien. A fin de cuentas, no sois tan diferente a mi, digo más, somos casi idénticos Si a eso le añadimos que en nuestro ultimo trabajo perdimos a tres buenos hombres, no es menos que interesante albergar la esperanza que se una a nosotros aquel que tanto se nos parece.
-¿Desea que me una a su banda de mercenarios sin escrúpulos?
-¿Sin escrúpulos? No soy yo el que envía a sus propios hijos a espiar al enemigo.
-Al igual que usted recure a su gente, a su familia, yo recurro a la mía.
-Bien, no entremos en temas morales. ¿Aceptáis la propuesta? No es exactamente uniros a nosotros, pero se parece.
-¿Tengo alguna otra opción?
-Morir junto con vuestros hijos. Saben demasiado. A vuestra esposa no le pasará nada.
-Eso no me consuela.
-No esperaba hacerlo.
-Sois despreciable.
-Espero vuestra respuesta.
-Necesito hablar con mi esposa.
-Hacedla pasar, esta ahí fuera. Nos ha estado escuchando durante toda la conversación
A media mañana, la familia entera parecía tener una conclusion.

-¿Qué les deparará a mis hijos? ¿Y a mi esposa?
-Lo mismo que hasta ahora.
-¿Y a mi? ¿Voy a tener que ir de un lugar para otro con usted y su banda?
-Ahora sois uno mas de nosotros. No me tratéis como a un extraño. Ahora soy vuestro líder
-En cambio usted me trata igual.
-No estaba usando el plural mayestático. Era simplemente plural.

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